Pequeño Fumamonte San vió y reflexionó sobre lo siguiente:
"más vale en la cama un caliente barrigón que un gimnasta maricón"
Hablando posteriormente con novel filósofa contemporánea, surgió la duda sobre cómo reconocer a personas de "gran corazón"
Y Pequeño Fumamonte San pensó que:
"a mayor carisma del área abdominal, igual tamaño el corazón tendrá"